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Análisis de Modern Warfare 3

miércoles, 30 de noviembre de 2011 , Posted by admin at 4:48

Análisis con tensión de Modern Warfare 3

Los cuchillos estaban afilados. La munición preparada. Teníamos todo un arsenal dispuesto para la llegada de Call of Duty Modern Warfare 3 a nuestros ordenadores y consolas... pero ha sido inútil. Nos ha conquistado. Sí, así de sencillo, nos rendimos. Esta tercera entrega es el colofón para una de las trilogías más importantes de esta generación. Mejor dicho, tenemos con nosotros el juego completo, que empezó en un campo de entrenamiento del Reino Unido y luego nos llevó en un helicóptero frente a un carguero, hace ya cuatro años.


Podemos hablar de ligera evolución, de fallos solucionados y niveles más detallados, pero también de una forma de hacer las cosas que no deja de ser imitada, con más o menos éxito. Modern Warfare 3 tiene todos los ingredientes que podíamos esperar, con las sorpresas totalmente empaquetadas en el argumento y las escenas más espectaculares que Sledgehammer, Raven e Infinity Ward han querido 'regalarnos'. Empezamos la montaña rusa, de nuevo, con subidas que nos ponen de los nervios, bajadas trepidantes y esa sensación de que algo puede ir mal... y lo hará. Pero siempre controlado por un diseño de escenarios y misiones que demuestran verdaderas tablas. Esto, sin olvidar que el cooperativo, las misiones especiales o el multijugador, tampoco deben faltar en un Modern Warfare a estas alturas de generación. Por cierto, no busquéis zombis aquí, que por ahora no hay.

La madre Rusia y sus bastardos

Para quien no quiera permitirse la satisfacción de jugar de nuevo las otras dos partes de este juego (deberíamos ver Call of Duty Modern Warfare como un título dividido en tres actos y valorarlo en su conjunto), vamos a ponernos en situación. Makarov, Soap McTavish, John Price, Paul Jackson, McMillan, Ghost, Roach... para quien no tenga ya sus caras en la retina y cierta emoción contenida, el repaso siguiente puede venir bien. Incluso para quienes afirmaran que no volverían a jugar jamás a un Call of Duty.


(Vídeo-análisis en HD en nuestro canal exclusivo de Youtube HobbynewsTV)

El resumen más rápido que puedo hacer es también el menos justo con una saga que se ha caracterizado por liarla cada pocos minutos. Tanto por la forma en que ha contado las cosas hasta ahora, como por la cantidad de personajes y situaciones que intentan sorprender. Pero por algún sitio hay que empezar. ¿Qué tal un dirigente ultranacionalista que quiere convertir su amada Rusia en la potencia mundial 'zarista' que anela? Su nombre, Inram Zakhaev, pero más interesante aún es su sucesor, el ahora terrorista Vladimir Makarov. Aunque este último no apareciera hasta Modern Warfare 2, nos olíamos que alguien así acabaría al frente del movimiento que desembocaría en la invasión rusa de Estados Unidos. Casi nada, aunque en 2011 la idea nos sorprenda bien poco en su género.

Precisamente, conforme acaba la segunda entrega de la trilogía, empieza esta nueva. Tenemos un herido por arma blanca, en un lugar donde parece que va a ser curado. De ahí nos vamos a un New York que arde en Call of Duty Modern Warfare 3, donde las fuerzas rusas siguen su camino hacia el dominio de Estados Unidos. Digamos que pasamos de lo local a lo mundial en un abrir y cerrar de ojos.

¿Millones de jugadores no pueden estar equivocados?

Explicar cómo se juega a un Call of Duty, sobre todo en la serie Modern Warfare, no merece mucho la pena. Quien ya tiene callo va a prestar poca atención y, para los que entren de nuevas, el consejo es que se pongan las pilas con los anteriores. El control en este es directo, todo funciona con una suavidad e inmediatez que rozan lo 'aséptico' por su falta de naturalidad. Una traducción directa del control con ratón, que nos hace seguir un punto mientras tiembla nuestra mano, y que en consolas se convierte en caminos rectos hasta que tocamos el stick. Eso sí, mientras que en estas apuntamos con una ayuda opcional (pero que nunca desaparece del todo) el ejercicio en PC es más exigente y, por qué no decirlo, natural. Parece que no hay novedades en lo que va de experiencia, ¿verdad? Pues esa es la línea de todo el juego.




Modern Warfare 3 vuelve a utilizar las herramientas y tecnología que hemos visto en los últimos títulos de la serie Call of Duty. Los mismos recursos que nos sorprendieron hace cuatro años, pero que parecen haber dejado todo congelado desde el pasado. Sólo cuando miramos dos escenarios similares, uno frente a otro, vemos que se ha dedicado tiempo a mejorar el aspecto general. Las texturas están más detalladas, la iluminación parece más espectacular, las partículas saltan en mayor número y el humo tampoco se queda fuera de las diferencias. Pero, mientras otros juegos y sus motores gráficos (Frostbyte, Unreal Engine, etc.) han optado por impresionar a simple vista, en Infinity Ward y Sledgehammer Games les ha dado por mantener unas agradables 60 imágenes por segundo y menos fallos ('offline') de lo habitual.

En un título rápido como este, parece que sin cambiar la base, la única forma de ofrecer algo competitivo era aferrarse a esa suavidad y tiempo mínimo de reacción que buscan muchos jugadores. Una baza de la que Modern Warfare 3 saca petróleo, gracias a un apartado artístico envidiable. Me pregunto qué sería capaz de hacer esta gente con otras herramientas más potentes y versátiles... maravillas, seguro. Por un lado, tenemos espejos que no nos reflejan, paredes que parecen recién enceradas en medio de una guerra mundial, agua que rodea naves de guerra... bueno, eso intentan, y una larga lista de elementos que por sí solos quedan hasta mal. Pero, una vez que todo está en su sitio y pasamos el primer nivel de prejuicios, hay que reconocer el mérito de sus responsables.

Pocas empresas se toman el lujo de meternos en sus juegos como lo hace Call of Duty Modern Warfare 3. Una ciudad como New York, una aldea en África, el metro de Londres, París en llamas también, Hamburgo, un avión presidencial, una mina de diamantes o un hotel de lujo. Da igual dónde nos lleven o cuántos polígonos veamos en pantalla, porque nos creemos lo que nos digan. La acción prima por encima de todo y el ritmo con que se sucede cada escena nos invita a seguir adelante. Como es costumbre, esto último es la nota predominante en muchos momentos. Seguir hasta un punto en que los enemigos desaparecen, de repente, los cadáveres se desvanecen y todo parece reiniciarse. Sí, los puntos de control y las escenas prediseñadas no se quedan fuera de este Call of Duty. ¿Alguien dudaba que sería así?




En Modern Warfare 3 seguimos una ruta muy bien definida. La impaciencia tiene premio, salvo en el modo de juego más difícil, que hace falta tomarse un respiro antes de asomar la cabeza. No hay movimientos de cobertura, sólo para agacharse o saltar elementos como ventanas, pulsando el botón cuando un mensaje aparece en pantalla. La mecánica es la misma de siempre, más depurada, pero sin sorpresas. ¿Y cómo es que nos pega al mando o el ratón? Sencillo, nos gusta que nos traten así... que nos lleven sobre raíles, nos engañen, ver películas de Michael Bay, pensar que somos los héroes y que el mundo depende de nuestro próximo disparo. Decir que estamos en una montaña rusa es tan descriptivo que merece la pena abusar de la expresión.

Tampoco faltan los momentos en que debemos pulsar botones cuando nos lo sugieren, en escenas de subidón total. Los paseos en avión o helicóptero, desde el puesto de artillero, ahora tienen algún adorno como la visión directa. Abrir puertas y activar el tiempo bala, quizá parezca un poco abusivo, pero es parte de la fórmula. Lo mismo que cubrirse tras los tanques o montarse en vehiculos para dar un paseo guiado. Una forma de hacer las cosas que se lleva hasta el extremo de la imitación, pero esta vez, el ejemplo es la propia Infinity Ward, que lo ha hecho antes. Si a un director de cine se le perdona que se autoplagie, ¿por qué no a quienes nos han dado campañas (cortas pero intensas) o un multijugador ejemplar?

En cuanto al diseño de escenarios, la linealidad es la norma. Alcanzar el punto de control es todo lo que necesitamos. Acabar con hordas de enemigos, que no muestran una inteligencia a la altura de su puntería (sobre todo al subir el nivel de dificultad) es la tónica. Como puntos positivos, esta vez, podemos volver atrás para cambiar de arma si vemos que no es la más apropiada. Contraviniendo la lógica militar más básica. Cualquiera que dejen caer los enemigos nos vale, también para recargar munición. Pero, como no estamos ante un simulador militar, debemos perdonárselo o buscar en otro lugar.



De otros apartados, como el sonido, hay poco que añadir. Se ha doblado lo necesario, pero se han respetado las voces en ruso y otros idiomas que contribuyen a mejorar la inmersión en la trama. Pero no se aprecia un trabajo superior a ocasiones anteriores y hasta parece que se ha reciclado buena parte de lo ya hecho. El ruido de los helicópteros es de lo más destacable, sobre todo cuando pasan por encima de nuestras cabezas o aparecen desde detrás de los edificios. La sensación, con sonido envolvente, es la misma del cine, cuando las cosas se ponen mal y todavía no había llegado lo peor. Toda una experiencia que destaca sobre el resto, porque durante el juego no se puede hablar de una banda sonora memorable, voces que pasen de lo aceptable para un título de esta categoría o armas que den un paso más en el género.

La Élite que se hace esperar

Antes incluso de tener Modern Warfare 3 en nuestras vidas, ya pudimos ver un poco de lo que estaba por llegar, gracias a Black Ops. Call of Duty Élite se ha dejado probar, es independiente del juego y viene a ser lo que otras compañías ofrecen en su terreno. Un compendio de estadísticas, opciones de seguimiento, herramientas para clanes y todo un escaparate donde los jugadores más fieles se comparen con los demás. Tampoco le falta utilidad a niveles modestos, pero lo realmente útil es que se integre, casi, desde un principio con los juegos.




Digo 'casi' porque Activision no ha sabido manejar la situación y el sistema ha estado colapsado los primeros días. Acceder a esta supuesta mejora ha sido una lotería y parece que va a precisar de mucha paciencia por parte de los jugadores, sobre todo, de los que han pagado ya por algo que en PC se proporciona gratis, mientras en consolas requerirá de nuestro paso por caja.

Si dejamos a un lado la novedad más notable, la integración de Élite en Modern Warfare 3, nos encontramos con un juego online que bebe de los anteriores. Todo lo que se pueda decir de la campaña, en cuanto a que es una evolución de lo que conocemos, se puede aplicar en buena parte al multijugador. Los niveles de prestigio nos hacen seguir adelante en la escala, las clases se limitan a los perfiles que tengamos disponibles, el repertorio de armas está a la altura de lo esperado y seguro que habrá alguien disponible para jugar, a cualquier hora.

Los accesorios y camuflajes adornan nuestras 'herramientas' y podemos personalizarlas para tener la necesaria en cada escenario. Sin llegar a tener un juego a medida, los modos predefinidos que desbloqueamos poco a poco nos acercan a ello. Aunque con esfuerzo por nuestra parte.




El éxito inicial del juego asegura que los servidores estén poblados, aunque parece mentira que sus responsables no hayan previsto los problemas del lanzamiento. Eso sí, cuando funcionan las cosas, Modern Warfare 3 ofrece una experiencia muy depurada y que mantiene el nivel de adicción esperado: muy alto.

Se acerca el fin de una era

Con las muestras de cansancio que ofrece Call of Duty Modern Warfare 3 en algunos aspectos, visuales y jugables, parece mentira que la experiencia que nos da pueda compararse con los mejores del momento. Pero así es. Este juego se disfruta como pocos. En poco más de seis horas y media de campaña se pueden sentir más cosas que en títulos que presumen de durar mucho. No faltan los equipos de inteligencia que buscar, aunque estos sólo nos sirvan para sacar algún logro o trofeo.

Jugar en Recluta, Profesional o Curtido tampoco es algo que deje lugar a discusión. Hay que seleccionar el más difícil, porque el resto de dificultades están hechas para los millones de jugadores que se asustan con cualquier juego que no lleve el PEGI verde en la portada. Está claro que el 'modo paseo' debía estar ahí, para los nuevos y novatos. Menos mal que, una vez finalizada la historia podemos seleccionar Veterano, para tener un reto mayor y dejar atrás la sensación de estar ante el Call of Duty más fácilón.




Las Operaciones Especiales, con un modo supervivencia y otro de misiones, vuelven a suplir carencias que impone lanzar un juego cada año. Parecía que, esta vez, al utilizar tecnología ya conocida y tener las bases bien sentadas, por fin íbamos a tener un cooperativo durante todo el modo historia. Pero este queda reservado a los modos accesorios que, hay que decirlo, cumplen bastante bien. Eso sí, habrá quien eche de menos a los zombis de TreyArch. Al menos, la pantalla dividida se une a las opciones online y se ha hecho un buen trabajo al mezclar en los menús si queremos empezar en solitario, buscar partidas, unirnos... aunque el orden no se traduzca siempre en éxito cuando elegimos una.



De nuevo, volvemos a preguntarnos si Activision podrá hacerlo de nuevo el próximo año. La sensación de que después toca una historia menos atrayente, sin parte de los creadores originales en el mismo barco, nos devuelve a la misma situación que en temporadas anteriores. El sentimiento al terminar esta tercera entrega es de subidón y, al mismo tiempo, incertidumbre sobre el futuro de Call of Duty. Al menos, en esta ocasión hay competencia de buen nivel en el mercado. Además, probablemente, pronto empiecen a funcionar bien los servicios añadidos que, en teoría, iban a hacer de Modern Warfare 3 el título definitivo de la trilogía.

(*Análisis realizado sobre la versión para Xbox 360 de Call of Duty Modern Warfare 3)


Una vez más, Modern Warfare vuelve a pegarnos a la silla hasta el final de su historia y con su multijugador.
La fórmula se repite y es un éxito, pero nos preguntamos, ¿hasta cuándo?



Lo mejor
Fin de la trilogía que comenzó Infinity Ward y toda una experiencia al estilo Hollywood.

Lo peor
A pesar del talento invertido, Call of Duty se merece un salto técnico notable y aquí no se ve.




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